El término “grabado” es una derivación del griego “graphein”, que significa escribir o dibujar. En un sentido más amplio, se trata de la trasposición de formas vistas o sentidas a un sistema de líneas, de puntos y superficies sobre un soporte metal, madera u otro material. Dicho soporte servirá de matriz para la impresión, reportando la imagen a un papel. 

La historia de las artes seriadas en Europa se remonta a principios del siglo VI con las primeras impresiones sobre tejidos. La impresión sobre papel tuvo que esperar que la tecnología del papel llegara de Oriente. Las primeras impresiones auténticas fueron las xilografías de exvotos budistas a mediados de siglo VIII, realizadas por los japoneses.

El primer papel hecho en Europa se hizo en Xátiva a mediados del siglo XII. Las primeras impresiones en papel fueron las barajas de cartas hechas en Alemania en el siglo XV mediante la técnica de xilografía. Unos años antes habían aparecido los primeros sellos y timbres reales en la corte de Enrique VIII de Inglaterra.

"Muelle Viejo" Aguafuerte y aguatinta. Autor: Esther Monteserín

El grabado a partir de una matriz metálica, se desarrolló décadas después de la xilografía, con resultados más refinados. Al principio su práctica estaba restringida a orfebres y armeros. Pronto se convirtió en la forma preferida de reproducción seriada. 

 "Girasoles" Aguafuerte y aguatinta. Autor: Esther Monteserín

El primer grabado realizado en metal es de 1446 “La flagelación”, de autor anónimo. Fue en Alemania donde se desarrolló la técnica antes de pasar a Italia (Mantegna y Raimondi) y los Países Bajos (Lucas van Leyden). El máximo esplendor se consigue en manos de Alberto Durero en el siglo XVI. La técnica preferente en metal fue el buril. El aguafuerte surge como alternativa más rápida y con mayores posibilidades en el siglo XVIII.